El gaucho enfermo

Autor: Evaristo Barrios

Cuerpiandolé al curandero,
y acobardao por sus curas,
enfermo de las achuras,
juí a ver al doctor pueblero.
Y le dije al hombre: "quiero
me haga una revisación
y me ponga en curación,
que pa' eso del campo vengo.
¡Parece que adentro tengo,
como una revolución!...

El corazón fatigao
da a veces sus aletazos,
arisqueando en otros casos
parece cambiar de lao.
"Ha de estar enamorao,
-el doctor me respondió-.
"Abra la boca, ordenó,
pa' ver si su mal encuentro".
Después de mirar pa' adentro
de esta manera me habló:

"Bueno, amigo, no hay que hacer;
a usted lo voy a curar,
pero tiene que pasar
unos días sin comer.
Porque asigún pude ver
su estómago se ha cargao,
el hígado ha amontonao,
así como un pedregal,
y pa' salvarlo del mal
tiene que ser operao.

Están duros sus tendones,
y usted anda como envarao,
eso es porque se han cansao
de trabajar los riñones.
Con sellos, con inyecciones,
volverán a funcionar.
Pero, tiene que aguantar
con pacencia la carrera:
¡Su cuerpo es una tapera,
que se empieza a derrumbar!..."

La noticia mortifica
al hombre mejor templao,
por eso es que, acobardao,
juí marchito a la botica
con el papel ande explica
la melecina el doctor,
y pa' aliviar mi dolor,
y pa' aflojar mis tendones,
¡me dieron unos botones,
como pa' mi tirador!...

Me voy pa' siempre del pago,
-dije pa' mí decidido:
yo, pa' avestruz no he nacido,
y esos botones no trago!...
La muerte me hizo un amago,
pero de mí se ha olvidao;
áura tranquilo he quedao,
el dolor pasó de largo.
Me curé con mate amargo,
con ginebra y con asao.

 

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