Hogar

Te acuerdas, al unirnos
no sabíamos que había
un destino divino
oculto en el amor.

Eramos egoístas, nuestra filosofía,
nos hubiera colmado los años de dolor.
Llenose con el tiempo de bulla y alegría
la casa que era inmensa para nosotros dos.
Ni tú ni yo tenemos sosiego en todo el día
con los cinco demonios que nos ha dado Dios.

Me siento derrotado con la pandilla loca,
que no sólo me roba los besos de tu boca,
sino que hasta me vuelve celoso de tu amor,
sino que hasta me vuelve celoso de tu amor.

Me siento...

Pero tú madrecita, que sabes de esas cosas,
tú das esos chiquillos, como un rosal da rosas,
y me alegras la vida como un rosal en flor,
y me alegras la vida como un rosal en flor.

Volver al Indice