Comentario de Cucho Marquez:
Cuenta el maestro Ariel Ramírez
que el poeta Félix Luna se reunió con él en su casa
y en una sóla noche puso letra a los famosos villancicos, que acompañaban
al disco de "LA MISA CRIOLLA" y del que se han vendido ya más de
siete millones. En esta ocasión, ambos compusieron una zamba en
homenaje a la malograda poetisa Alfonsina Storni, que puso fin a su vida
de una manera que recuerda los trágicos finales de las heroínas
del romanticismo. Basándose en el último poema que compuso
la Storni: "Voy a dormir", Luna y Ramírez logran una
zamba prodigiosa en su texto y en su música y que ha sido una de
la que se han realizado más versiones, en la historia de la canción
argentina. Pero nadie ha logrado cantarla con mas emoción y ternura
que la tucumana Mercedes Sosa, para cuya voz y expresividad femeninas parece
hecha a medida. Antes del texto de la zamba, adjuntamos el poema
de la Storni en que se basa:
VOY A DORMIR
Dientes de flores,
cofía de rocío,
manos de hierbas,
tú, nodriza fina
tenme prestas las
sábanas terrosas
y el edredón
de musgos encardado.
Voy a dormir, nodriza
mía; acuéstame.
Ponme una lámpara
a la cabecera;
una constelación:
la que te guste;
todas son buenas;
bájala un poquito,
déjame sola:
oyes romper los brotes...
Te acuesta un pie
celeste desde arriba
y un pájaro
te traza unos compases
para que olvides...
Gracias. Ah, un encargo:
si él llama
nuevamente por teléfono,
le dices que no
insista, que he salido.
Alfonsina Storni
- 1944 |
ALFONSINA Y EL
MAR - Zamba
Letra: Félix
Luna
Música:
Ariel Ramírez
Por la blanda arena que lame el mar,
tu pequeña huella no vuelve
más.
Un sendero sólo de pena y silencio
llegó hasta el agua profunda;
un sendero sólo de penas mudas
llegó hasta la espuma.
¡Sabe Dios qué angustia
te acompañó;
qué dolores viejos calló
tu voz;
para recostarte arrullada en el canto
de las caracolas marinas!
La canción que cantan,
en el fondo oscuro del mar, las caracolas.
Te vas, Alfonsina, con tu soledad:
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y la está llevando.
Y te vas hacia allá como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.
Cinco sirenitas te llevarán
por caminos de algas y de coral
y fosforecentes caballos marinos
harán una ronda a tu lado.
Y los habitantes del agua van a jugar,
pronto, a tu lado.
Bájame la lámpara un
poco más.
Déjame que duerma, nodriza,
en paz.
Y si llama él, no le digas que
estoy;
díle que Alfonsina no vuelve.
Y si llama él no le digas nunca
que estoy;
dí que me he ido.
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