A mí me piden que cante Milonga
A mí me piden que cante y hacerme rogar no puedo si me llego a equivocar tiemplo y empiezo de nuevo.
Vos sos mi lindo fiador con que mi pingo adornaba y aquel pretal que brillaba por ser de plata un primor. La rastra y el tirador que tantos han codiciao y aquel pañuelo bordao que guardo como un tesoro, el rebenque cabo de oro con mi apellido grabao.
Vos sosa mi lazo sencillo que a mi modo trencé yo, lazo que nunca cortó los tirones de un novillo. Sos el blando cojinillo de lana de cuarta vara, y el cinchón que sujetara pilchas, bastos y caronas y las espuelas lloronas que el paisanaje envidiaba.
Vos sos mi poncho franjeao con quien tanto me lucía, poncho que sólo tejía aquel pampa ya olvidao. Sos el campo perfumao donde corrió mi existencia, sos la delicada esencia de los criollos trebolares, de los primeros cantares que levanté en mi querencia.
Señores voy a dejarlos voy a echar la despedida porque la fruta madura no dura toda la vida. No dura toda la vida y así decía un hortelano, no por mucho madrugar se amanece más temprano, que primero hay que perderse pa’ llegar a ser baqueano.
Salga el sol, salga la lona, salga la estrella de oriente, pa’ escribir con letras de oro, vivan todos los presentes.
Del fuego nace la brasa, de la brasa la ceniza, yo soy....Puyeta Videla por si alguno me precisa.
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