Comentario de Cucho Marquez:

La magia del cancionero argentino reside en combinar poemas de gran belleza literaria, con partituras musicales que son verdaderos hallazgos. No creo que esta zamba de Cambaré pudiera faltar en ninguna antología del folklore. Si uno se sorprende por la belleza de las imágenes: "Tus párpados, si por instantes/ te vuelven los ojos mansos, /recuerdan cuando en el cielo de pronto se ve/ que nace y muere un relámpago"; al escuchar esta melodía cordobesa, se descubre algo tan celestial como su nombre. No es de extrañar que se hayan grabado de ella innumerables versiones, entre las que destacará siempre la versión de los Chalchaleros de a finales de los años sesenta, en la que el gusto musical de Ernesto Cabeza, la madurez cantora de Juan Carlos Saravia, y la aportación de los nuevos miembros Pancho Figueroa y Polo Román, lograron entusiasmar hasta a los ángeles.



ANGELICA - Zamba

Letra y música: Roberto Cambaré
 
Angélica, cuando te nombro,
me vuelven a la memoria
un valle, pálida luna en la noche de abril,
y aquel pueblito de Córdoba.   
 
Si un águila fue tu cariño,
paloma mi pobre alma;
temblando, mi corazón en tus garras sangró
y no le tuviste lástima.                   
 
       No olvidaré cuando en tu Córdoba te vi
       y tu clavel bajo los árboles robé,
       Mis brazos, fueron tu nido; tu velo: la luz
       de la luna entre los álamos.              
 
Tus párpados, si por instantes
te vuelven los ojos mansos,
recuerdan, cuando en el cielo de pronto se ve 
que nace y muere un relámpago.              
 
La sábana, que sobre el suelo
se tiende cuando la escarcha,
no es blanca como la tímida flor de tu piel,
ni fría como tus lágrimas.

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