Aprendí en los rancheríos
Letra y música: Argentino Luna. En el alto campanario de la iglesia donde rezo,
me arrodillo ante la imagen de la estirpe nacional,
y el mandato de los dioses que bajaron del Olimpo,
canto al gaucho, porque el gaucho es principio y es final. Yo no sé de verbos altos, voy con rumbo al horizonte,
mi palabra es el lamento del humilde pajonal.
Y aprendí en las rancheríos por la boca de alguien viejo,
a pensar honradamente en la justa libertad. Soy el viento que en la pampa habla fuerte con el monte,
cuando besa las cuchillas y va arriando el temporal,
pero se cruzar despacio cuando veo que en la rama,
el chingolo y la chingola se juegan por su nidada. Los que escuchan mi guitarra nunca exigen mis canciones,
porque entienden que mi canto vuela solo porque sí
Y aunque humilde, muy humilde tienen precio los silencios,
porque nunca los silencios he querido para mí. Soy soldado de los sueños que soñaron los cantamos,
que forjaron a mi raza al forjar la libertad.
Y en la fragua de los pueblos al calor de sus dolores,
voy soñando como ellos con un sueño de igualdad. Es el pueblo quien le paga el cordaje a mi madera,
el que escribe trabajando lo que yo quiero cantar,
y le digo al que me compra por un rato lo que canto,
que no vendo por colores de mi pueblo su soñar. Cuando quieran encontrarme han de hallarme con los brazos,
que madrugan en el surco y transpiran de verdad.
Si no me hallan junto a ellos que me rompan la guitarra,
porque entonces habré mentido, mi destino, y mi cantar.
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