CONGOJA 20-IV-1952
Enrique Uzal
Vengo luciendo altanero bombachas, poncho y chambergo y traigo del patrio albergo frescas sombras de mi alero. Traigo bien curtido el cuero por el sol, la lluvia, el viento, traigo resuellos de aliento que recogí en los caminos y traigo sonoros trinos templados en mi instrumento.
Templado en mi instrumento y anidado en mi garganta, traigo un chingolo que canta con triste y sonoro acento. Canta porque yo lo siento dentro de mi alma vocear, junto al corazón golpear como si acaso mi pecho le fuera quedando estrecho para poder aletear.
Para poder aletear quiere mi pobre chingolo ganar espacio, irse solo por la vida a reserear. Apenas sabe tranquear y ya pretende alzar vuelo, está muy lejos el cielo para tus pobres alones, hasta los mismos alcones son prisioneros del suelo.
Prisionero de este suelo tendrás que vivir, chingolo, es muy penoso andar solo cantando su desconsuelo. En tu afán de ganar cielo te emborracharás de altura y al pasear tu desventura por los senderos más anchos, se burlarán los caranchos de tu infinita amargura.
También yo, en mis mocedades me di a la vida sin rumbos y a fuerza de ir dando tumbos la enfrenté a la inmensidad. Me perdí en la soledad sin conseguir lo anhelado, así siempre esperanzado hice pie en el albardón, fue allí donde un lechuzón me volvió al camino andado.
Pero al fín tenés razón de pretender andar solo ... en esta vida, chingolo, quién manda es el corazón... Más frente a la desazón de tus horas errabundas sabé ser libre, no te hundas y en el barro hacete ampollas ¡por algo la sangre criolla no se cuaja en las coyundas!
Que yo, luciendo altanero bombachas, poncho y chambergo volveré a mi patrio albergo a beber sombras de alero. Allí, chingolo, te espero, vuelve, pero no vencido, vuelve solo... noble... erguido del largo peregrinaje, ¡yo, entonces, me haré ramaje para que escondas tu nido!.
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