EL CURANDERO
(del libro “El agregao”, 1926)

Guillermo Cuadri
“Santos Garrido”
 
PRIMERA LESION

Bi’ a darles aquí un consejo
y que me atiendan les pido:
saben que soy conocido
como curandero biejo.
Y me da rabia, ¡canejo!
ver que a pesar de los años
siempre crén en los engaños
que áhi tiene la medesina…
y que ajuera, cualquier china
sabe curar hasta “daños”.

Hay que dejars’ e bobiar
pá crér en la realidá,
y náides en la siudá
puede saber pá enseñar.
¡Si la sensia de curar
no se apriende a los tirones!
Y aunque aleguen los nasiones
esta machasa berdá:
¡Pá cualquier enfermedá
bastan yuyos y orasiones!.

Pá que vean que soy macho
sin mañas y malas tretas,
bi’ á darles unas resetas,
y abran el ojo, ¡caracho!:
Pá curar cualquier empacho
un dotor no sabe nada,
yo, con pesuña quemada,
yerba ‘el poyo y santiguao
dejo el empacho curao
sin tener una fayada.

No hay nada más aprobao
pá curar del padrejón,
que’l hinojo y el sedrón
con algún manipulao.
El saúco pál refriao;
pá sabañones, la ortiga;
marsela pá la barriga,
y mejor remedio no hayo
que arasá y cola e’ cabayo
pá riñones y vejiga.

Pá golpes con maguyones
cardo santo y guaycurú,
y cambará y urusú
pál pecho y pá los pulmones.
Pá los hígados, barones,
es una espesialidá
la sepa. Y el ñapindá
pá la sangre’s maravilla,
mesclao con zarzaparrilla,
con caroba y con el yuá.

Pá partos, bahos de artemisa;
pá las fiebres, susoayá,
y réis de burucuyá
a la vejiga suabisa.
Al estantino lo alisa
la oreja ‘e tigre, en pomada;
pá coyuntura sacada
la leche del higuerón
y al gran apio simarrón
pá tuita herida infestada.

Yerba e´la piedra y yantén
pá yagas y escaldaduras,
y el sipó a las picaduras
las cura en un santiamén.
Al estómago hase bien
un tesito de culé;
o al mentao ñangapiré,
el pueyo y la yerba güena,
y pá curar la cangrena
seibo berde y aguapé.

Sé bencer las “ligaduras”
aunque tenga beinte años,
y lo mesmo curo “daños”
que “mal’ diojo” y “saladuras”.
Mas corto estas escrituras
que ya largas mi han salido;
disiando ser comprendido
en tuito lo dicho acá,
con juersa, la mano ba
del biejo
        SANTOS GARRIDO.

SEGUNDA LESION

En segunda repetida
de punta ba mi bagual
y no safan de’ este pial
en tuita la perra vida.
Quedó la sensi’abatida
-que al fin es pura miseria-
la cosa se ha puesto seria
con tuito lo qu’escrebí;
disculpen, si los partí,
“lo mesmo que chancho en feria”.

Dejuro los he bandiao
y en decir han conbenido:
¡Ah biejo! ¡Si habrá tenido
“mucho sarandí cortao”!
Si, gurises: soy mentao
en sanar “daños” y males.
Y “al ñudo son los candiales”,
que’en el arte de curar,
el que me pueda igualar
“si ha nasido está en pañales”.

Echenm’el dotor más serio,
que, pa’ santiguaos, lo chingo;
como a toscazo de gringo
lo he de partir por el medio.
Y pa’ ustedes no hay rimedio:
aunque les cuelgue la baba,
no pueden ponerme traba
pues no tienen, pá consuelo,
“lo que queda contra el suelo
cuando echa suerte la taba”.

Güeno, paisanos, perdón:
resién caigo en la boltiada
que no les he dicho nada
de la segunda lesión.
¡Se me ju’en entrodusión
hasta la raya el “bichoco”!
Si me descuido no toco
la cosa más prensipal;
pero, aunque fieraso y mal,
bi’á enseñarles otro poco.

Al “pasmo rial”, Don Garrido
lo cura, presto y sin yerro,
con bosta blanca de perro
y abrojo grande cosido.
Pá la tisiria, es sabido,
un rimedio muy mentao,
pues yo siempre lo he curao,
-por más bellaca que sea-
colgando en la chimenea
un trapo e’ lana… mojao…

El pujo más soberano
-y a mi esperensia me afierro-
con paico y con pelo e’ perro
cura como con la mano.
Y pa’ curar cualquier grano
la yerba ‘el bicho es sin par;
pa’ la yel yo suel’usar
canchalagua y parietaria,
y pa’ echar la solitaria
el ajenjo ¡ni qué hablar”

Pa’ la “mala enfermedá”
-lo mesmo nueba que bieja-
el quelpe, yerba ‘e la obeja,
la miona y el socará.
Una pomada e’ verdá
pa’ curar la disipela
se hase, friendo con cautela,
seis hojas de moralito,
otras tantas di ocalito
y un poco de sebo ‘e bela.

Gúeno, con Dios mis paisanos;
yo con la Birgen me quedo.
Por hoy salgo d’este enriedo
y doy descanso a mis manos.
Desiando qu’estén, hermanos,
contentos di haber nasido
resiban, como despido,
con tuita sinseridá,
un guascaso de amistá
del biejo
SANTOS GARRIDO.



TERCERA LESION


En las prosiadas camperas
disen que no hay dos sin tres,
y por eso es que otra bes
güelbo a las mesmas taperas.
Estas lesiones terseras
apriéndolás de memoria;
de los libros –pura escoria-
nada güeno han de sacar;
atiendan, bi’a comensar,
que ansí s’ escribe la historia:

El “mal de  piedra” se irá
con cola ‘e yegua y junquiyo
y pa’l flato, el doradiyo
con la flor d’hinojo, ba.
L’ayuda siempre se da
con malba, qu’es más que güena.
la sensitiba despena
tuito dolor de basido,
y pa’ curarse un nasido
atráquenlé a la berbena.

Si l’asma da sofocón
se pita un sigarro chico
hecho con flor de chamico
o con las del floripón.
Pa’ curarse un sabañón
se pone’en el jueg’ un rato
un poco ‘e tuna, en un plato,
dispués se refriega juerte.
y pa’l orsuelo es la muerte,
la cruz con la cola ‘el gato.

Si un enfermo ha e’ traspirar
en cuanto en la cama s’eche,
dénle borraja con leche,
qu’en fija lo hase sudar.
El toronjil, ¡ni qué hablar!
es güeno pa’l corazón;
el berro ayuda’al pulmón
cuando afloja o s’importuna,
y pa’ la tos más perruna,
el guaco con el sedrón.


¿La masa e’la sangre’es mala?
Aquí sí que yo destaco
la raspadura ‘e guayaco,
por que nadita la iguala.
Si el empacho lo refala,
metan buche di abestrús
que es güeno como la lus.
Y si un parto deja “guías”
usen la “siete sangrías”
que cura en un repelús.

Durasniyo blanco aprieta
pa’ fiebr’en los chinchulines.
y pa’ sarna y arestines,
yerba ‘el sierbo y la bioleta.
A una muela que s’ inquieta
siempre la congona cura,
y si una puntada apura,
-sobre todo po’ el pulmón-
las “tres hojas” tienen don
de medesina segura.

La enfermedá e’ la pelada
cura con agua di ortiga;
pa’ catarros con fatiga
l’anacagüita es mentada.
Ajo y cáscare ‘e granada
pa’ las lumbrises es güeno.
Y si el estómago yeno
de susiedá, se desgana,
está la flor de bardana
que purga y saca el beneno.

Terrestre y Santa Lusía
pa’ cuando el ojo s’embroye;
cáscara e’ sause y de moye
son, p’al riñón, de balía.
Pa’ redotar l’ardentía
qu’en la vejiga se ensaña,
no hay nomás que darse maña
pa’ herbir un rato, con tino,
garbanzos, semiya ‘e lino,
réis de membrillo y de caña.


Si la comida no asienta,
y se regúelda, de yeno,
se hace un mate, ¡cumba ‘e güeno!
con la pitanga y la menta.
Cuando la mosc’anda’ambrienta
y le abicha, en el berano,
las narices de un paisano,
con solo un puñao de albaca
de las ñatas se la saca
hasta el último gusano.

Esto puede les importe:
pa’ vivir mucho, ¡es un hecho!
dormir siempre al lao derecho
con la cabesa p’al norte.
No hay miedo se les acorte
la vida, si han comprendido.
Y al ver un ser que, transido d’enfermedá, se acoquina,
recuerden la medesina
del biejo    
SANTOS GARRIDO.


CUARTA LESION

No les b’a baler la sensia
porque aura me arremango
les bi’á sumir hasta el mango
la daga de mi esperensia.
Paisanos, tengan pasensia
y escuchen con atensión
a este gaucho bejancón
que del libro ‘el campo abierto,
les manda, con tuito asierto
esta última lesión.

Pa’ la sangre nada iguala
a lo que les digo aquí:
caroba, tembetarí,
coroniya y calanguala.
De los ojos, cosa mala
siempre el naranjillo saca.
Y cuando el riñón s’empaca
nunca quedar’ en desaire,
si usan el clabel del aire
o la pesuña de baca.

Pa’ heridas, la carnisera,
yerba santa y yerba ‘el mote,
el mercurio y el timote
son ¡ahijuna! de primera.
A los ñerbos, ¡es sonsera!
el igna siempre mejora.
La úlsura más traidora
con guiñame se ha curao
y p’al agayón pasmao
la réis de la zarzamora.

Tamién paisanos les juro,
-y ¡canejo!, créanmé-
que con solo un “yaguané”
a la tisiria la curo.
Rimedio güeno y siguro
pa’ curar la pajariya
es San Juan y mansaniya,
y pa’l mal de la vejiga,
está demás que les diga
qu’es barba ‘e choclo y ramiya.

Una cosa muy probada
pa’l aire de la cabesa,
son hojas de salbia gruesa
con sebo de riñonada.
Al estantino, ¡es bobada!
la consuelda curará,
si con barba ‘e palo está
 misturada con maestría,
y pa’ la tisiquería
el paéira y cambará.

Pa’l cáncer, la cancerosa
tomar, con cola ‘e lagarto.
Y la manrubia, pa’l parto
li hase más fásil la cosa.
La ruda macho es famosa
cuando la “madre” se aqueja.
Pa’ los dolores de oreja
con bahos de romero cuento,
y pa’ curar un “asiento”,
tártago y yerba ‘e la obeja.

Acá les apunto una
macanuda medesina
pa’ cuando sufre una china
por poca juersa ‘e la luna:
Una tisana ‘e fortuna
se hase di un modo sensiyo,
con un gajo de tomiyo,
yerba ‘e la perdís, un tanto,
la charrúa, el cardo santo,
y el guaycurú y culandriyo.

Pa’l romatismo, la grasa
de perro negro es muy güena,
la e’ lagarto tamién llena
l’aspirasión, por güenasa.
La tos convulsa se pasa
tomando la carquejiya,
y el catarro u areniya
qu’en la bejig’ hasen cama,
se curan con la retama,
golondrina y doradiya.


Contra-yerba metanlé
si tienen cólico ‘e mate,
y pa’ qu’el coto se achate
grase ‘e cuervo frieguenlé.
Miles verrugas curé
con sangre de sapo escuerso.
y aunqu’esto lo diga en berso,
pa’ tuito interno dolor,
yo me réio del dotor:
“Más fe le tengo al mastuerso”

Yagas biejas y emperradas
a la fija curarán
si con el palán-palán
les yeban cargas serradas.
Compriendan bien mis bersiadas
es tuito lo que les pido;
no echen nuca en el olbido
lo que pa’ustedes he’scrito,
que aura les dice: ¡Adiosito”
el biejo
SANTOS GARRIDO.

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