La abuela
Emilia
Desde Buenos Aires le escribo estas líneas
quisiera que sepa que pienso en usted,
con esa paciencia infinita cuidando
las flores, los pájaros que suele tener.
Aquí la esperanza no me ha abandonado,
pero ando extrañando charlar con usted,
recuerdo aquel día que nos despedimos,
la oí repetirme que todo irá bien.
Señora, me digo, cómo es que se vive
con esta nostalgia tan grande no sé,
a veces parece que me resigno
pero otras me ayuda a acordarme de usted.
Si ahora pudiera iría volando a verla
y quedarme a su lado otra vez,
y así que me cuenta de nuevo los cuentos
junto a la ventana como en la niñez.
Mi madre me ha dicho que mucho ha cambiado,
que todas las cosas se olvida y también,
que apenas camina por eso le escribo
a ver si se alegra y mejora otra vez.
Recuérdeme abuela no olvide que espero
que riegue sus plantas, vuelva a coser,
aquí mi nostalgia se cura tan sólo
sólo si yo la imagino tal cual la dejé.
No importa si atiende mis muchas razones
lo único cierto es que quiero saber,
si riega las plantas, si cuida las flores,
si espera mis pasos al atardecer.
Y bueno, la dejo, recuérdeme un poco,
aquí en Buenos Aires empieza a llover,
los niños llegaron recién de la escuela,
la extraño, ya sabe, escríbame usted.
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