NOVENARIO

“… Las ancianas rezaban en mi pueblo
Levemente inclinadas sobre el pecho
Rumorosas sus voces se mezclaban
En el aire de flores y de incienso
Con la música ínfima de alas
Que en el patio batían los jilgueros
La pequeña ternura de sus manos
Sosteniendo los pálidos misterios
Del rosario de flores apretadas
Aún me duele en el alma y el recuerdo
Sus cabezas con hebras plateadas
Casi yertas caídas sobre el pecho
Parecían más frágiles que el hada
Repitiendo palabras en secreto
Niña mía te pongo la mantilla
Con puntillas de blanco ceniciento
Y te alcanzo el misal para que pidas
Por la vida y la muerte al mismo tiempo
Que después de rezar vendrán los dulces
De membrillo y naranjo que te he hecho
No te arrugues la falda almidonada
Ni te aflojes los moños del cabello
Las ancianas con ojos de muchacha
Todavía soñando con un beso
Nos miraban crecer entre tacones
Y vestidos más cortos y más prietos
Nos oían los tímidos susurros
Perdonándonos todo con un dejo
De ternura y de pena tan callada
Que no quiero acordarme… Que no quiero

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