VIDALA DEL QUEBRACHO
Cristián Paz.
Cae la tarde coronando
la hermosura de un quebracho en flor
con cien anos de dar sombra,
de ser nido y protección.
Un hachero que pasaba
vio de lejos a ese Gran Señor,
mirando el filo del hacha
desafiaba su vigor.
Van saltando las astillas
llega un surco al corazón;
en el silencio retumba
un gemido de dolor
y, a la Madre Tierra, el árbol
le pide su protección:
Pachamama, Pachamama,
salvame del que me mata,
apurate, Pachamama,
me abre el corazón el hacha.
Cruje, cae, tiembla la tierra:
sus cien años terminaron ya;
se va contento el hachero
nunca más regresará...
Si no te volteó por leña
es que te quiso matar.
El que mata por antojo,
será antojo de alguien más
y, de noche, en sus sueños,
su lamento escuchará...
Pachamama, Pachamama,
salvame del que me mata,
apurate, Pachamama,
me abre el corazón el hacha.
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