¿Y la cincha? Milonga Enlazo, ato, cepillo, y ya comienza el ritual de la relacion cabal que llevo con mi tordillo. Pingo que yo solo ensillo en tardes, en madrugadas da todo sin pedir nada como mi recao pobrón así es mi pingo: gauchón de la presilla a la armada.
Cabezada, freno, riendas, en vez de bozal, fiador, pa mi, liviano y mejor (y describo pa que entiendas), más cómodo pa’l que enrienda llevar un cabresto al pecho; yo que tanto viaje he hecho he elegido esa manera con que encuentro primaveras en el medio de un repecho.
De joven fue escarceador, pero uno lo corregía y un bajador le ponía de un cuerito de mi flor. Otro defecto peor era no ir pa’l lao del lazo yo con paciencia, y al paso de freno a cincha, riendilla,... dos, tres veces, que así ensillan y salen estos pingazos.
Una sudadera suave que en el norte es la bajera da una ventaja certera y para ensillar la clave. El se distrae por un ave y mandil, matra y carona le acomoda esta persona y ya bastos y encimera que esa es la forma campera de ensillar en esta zona.
Llevo como buen campero a la grupa, en la encimera, un par de bolas potreras en mi recado que quiero. Par de estribos arequeros de hueso, pa’ que interprete, con ellos no existe brete pues yo siempre que he estribado sé que jamas he charqueado sobre el lomo de mi flete.
Tengo un cojinillo moro, de carpincho un sobrepuesto que con un pegual bien puesto yo ajusto sin un demoro. Este es todito el tesoro sobre el lomo del bagual y si no les sienta mal que acabe como empezara esta relación tan rara a la que llamo ritual.
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