ZAMBITA
DEL MISACHICO
Zamba
Letra y Música de
Rodolfo “Polo” Giménez
I
Desde temprano se empieza a oír
de lejanas quenas, el triste gemir;
golpeando el bombo, dale que dale,
el misachico de lejos se oye venir.
Es el domingo de la Función…
la Virgen del Valle sus galas vistió,
lunes y martes, miércoles, jueves,
los promesantes fueron llegando en montón.
Y como broche de la Función
ha de realizarse la gran procesión.
La Virgencita, bien morenita,
a todos brinda su Don y su bendición.
Y mil pañuelos, revoloteando
le van diciendo su adiós.
II
De las campanas al repicar
ya va despertando toda la ciudad;
pasan las niñas, muy alhajitas
y las viejitas con su Rosario y su chal.
De Tinogasta y Andalgalá,
desde Valle Viejo, Chumbicha y Belén,
mantas, chalinas, cigarro ‘i chala
poncho ‘i vicuña, viene el paisano a vender.
Y como broche de la Función
ha de realizarse la gran procesión.
La Virgencita, bien morenita,
a todos brinda su Don y su bendición.
Y mil pañuelos, revoloteando
le van diciendo su adiós.
Se llama misachicos en el norte, a unas pequeñas procesiones que
organiza la gente lugareña, transportando el santo de su devoción,
en andas; marchan seguidos de los devotos, al son de quenas y
bombos. Generalmente esos Misachicos se organizan en Catamarca para
la función de la Virgen del Valle, que se realiza dos veces por año,
en abril y diciembre y resultan de un colorido, de un tipismo y
trasuntan una fe religiosa que conmueven. Cada una de esas funciones
de la Virgen dura ocho días, de domingo a domingo. Durante la semana
van llegando a la ciudad, junto con los turistas y los promesantes,
la gente de los pueblos del interior de la provincia –vallistas y
serranos- trayendo para mercar los productos manufacturados de la
región. Se ofrecen así a los turistas, mantas y chalinas de vicuña,
de llama y de oveja; puyos, ponchos, alfombras cubrecamas, dulces de
membrillo, de lima, de cayote; alfajores de turrón o de arrope,
nueces e infinidad de otros productos. Todos estos ocasionales
comerciantes se instalan en el patio de la Catedral Basílica, en
baldíos y en todo lugar donde hay posibilidades de instalarse.
Es tanta la gente que concurre a estas festividades que no dan
abasto los hoteles, pensiones, ni casas d familias que se ofrecen
para recibir turistas; así es como en los últimos días, se ve gente
durmiendo en las plazas, en los zaguanes y en cuanto huevo pueda
aprovecharse tal efecto. El domingo final se realiza la Procesión.
La Virgen Morena es sacada de la iglesia y llevada en andas por los
fieles, quienes se disputan el honor de cargarla sobre sus hombros.
La Procesión se lleva a cabo alrededor de la Plaza 25 de Mayo. Este
paseo tiene una particular belleza: cuatro lados en distintos planos
y poblada de una variadísima vegetación. Resaltan lapachos, palos
borrachos y hasta palmeras; los árboles que la rodean son naranjos,
que época de azahares perfuman el aire, alegran la vista y tonifican
el espíritu impregnándolo de un sincero deseo de vivir.
Una vez que la procesión dio toda la vuelta alrededor de la plaza,
los naranjos quedan poco menos que desnudos porque los promesantes
quieren llevarse gajos a sus casas, a los que consideran benditos
por estar dentro del recorrido que hizo la Virgen. La procesión se
cierra con un sermón, dicho generalmente por el Obispo. Terminada la
ceremonia la Virgen vuelve a su camarín en medio de un revolotear de
miles de pañuelos blancos que la saludan y que semejan una
gigantesca y airosa zamba bailada por los fieles en su honor.
Todo el acontecer durante esas funciones de la Virgen del Valle, es
lo que trato de describir en la letra de “Zamba del Misachico”.
Polo Jiménez.
De su libro “Por este lado del recuerdo”.
Tonito Rodriguez Villar.
|