Mis recuerdos de la Fiesta del Caballo Cerreño (Federico García Hamilton)
“Pucha que es largo el camino; no sirvo pa´andar de a pie. Por eso ensillo mi caballo; para adornarme con él.” reza la copla de Atahualpa Yupanqui.
Con sus vasos pequeños, su cuerpo fibroso y compacto, su tranquilidad y la capacidad para sobrevivir infernales veranos y gélidos inviernos recorre nuestras cumbres y quebradas el Caballo Cerreño.
En los pasos cordilleranos cuyanos, las sierras cordobesas, puna jujeña, cerros salteños, cuestas tucumanas, malos pasos catamarqueños, sabrán que depender de la calidad de la cabalgadura no es poca cosa.
Es posible que el caballito cerreño no tenga generaciones de pedigrí, ni que su nombre figure en alguna asociación de criadores nacionales o internacionales… ni que tenga título de la Escuela Ecuestre de Viena, pero el caballo cerreño raramente perderá el paso en el barro o los pedregales, o morirá de hambre en secos pajonales.
En el exterior nos representa con gran garra el petiso polero, todos conocen la potencia del criollo Solanet, la velocidad del purasangre o la majestuosidad del Peruano Argentino, pero poco es conocido el flete nacido y criado en el cerro.
La Fiesta del Caballo Cerreño
En su honor hará unos diez años en Raco, localidad 58 km al norte de San Miguel de Tucumán se creó la Fiesta del Caballo Cerreño.
En Diciembre de 1996, en Raco, se pensó en un evento donde el caballo del cerro sea centro y figura.
Los que llevaron a la realidad esta inquietud, fueron Víctor Plaza, Oscar Columbres (h) Ramón Paz Posse (h) y Alejandro Padilla.
Los objetivos de esta idea eran:
Volver a jerarquizar al CABALLO, ya que el mismo había perdido la importancia que tenia en la vida de la villa.
Integrar en una fiesta concurso, la comunidad local y los veraneantes, buscando que el caballo sea el núcleo.
Definir una prueba sin antecedentes que premie al “caballo cerreño”, el cual no tiene posibilidad de participar en ningún concurso ecuestre durante el año.
Hacer docencia, transmitiendo el mejor conocimiento del caballo, su manejo, cuidado y uso.
En Febrero de 1997 se realizo la “I Fiesta del Caballo Cerreño”, con excelente aceptación entre los veraneantes y lugareños.
Se ejecutaron pruebas propias de los concursos de caballos, pero se realizó la llamada “Prueba de El Volcán”, que es exclusiva de esta fiesta y la que hoy la identifica en todas partes. La base de dicha prueba la manifiesta así “Chaleco” Padilla en un extracto de su presentación:
“… se creara un circuito en “El Volcán”, anfiteatro natural que tenemos en Raco, tratando de que los caballos concursantes, encuentren todos los obstáculos y dificultades naturales y artificiales que puedan encontrar en el andar por nuestros cerros.
Se pondrán jueces en cada lugar que evaluarán con que seguridad el caballo sortea la dificultad encontrada. El mejor caballo cerreño será el que reúna el mayor puntaje en la sumatoria de las evaluaciones y este seguramente será, sin ninguna duda, para cada uno de nosotros el caballo cerreño que le daríamos a nuestros hijos o montaríamos nosotros, para realizar un viaje a nuestros cerros…”.
Se lograron con creces los objetivos de “integración de veraneantes y lugareños” y la docencia en el mejor uso del caballo”.
Sin duda emprendimientos como éstos permiten mantener vigentes conceptos como tradición y criollismo.Descripción poética
El caballo cerreño es un animal por lo general pequeño, con vasos chicos, de cuerpo fibroso y apto para las faenas de montaña. Para ilustrar a cerca de este imprescindible compañero del criollo precordillerano elegí unos versos de un personaje que ya es leyenda en los cerros tucumanos, por sus composiciones folklóricas que pintan de manera impecable las tareas rurales. Este compositor, amateur, es ingeniero zootecnista, y gran conocedor de caballos y las sendas tucumanas: Alejandro "Chaleco" Padilla.
En estos versos, Don Chaleco toma el lugar de un "chuscho" del cerro que comparte un viaje con caballos finos, llamémosle árabes, poleros (petisos de polo) o marchadores (caballos de andar parejo tipo peruanos).
Soy caballo cerreño
-I-
Fuerte está pegando el sol
y el cielo llora seguido
verdes se ponen los campos
el invierno ya se ha ido.
Con el verano que dentra
llegaron los "forasteros"
en camiones y acoplados
se ha puesto lindo este Enero.
Todos vienen de otros pagos
donde pasan el invierno
marchadores o de salto,
árabes y algún polero,
gordos, lustrosos, vendados
tuza pegada al pescuezo.
-II-
Yo los miro cuando pasan
y me miran con desprecio
yo soy caballo cerreño
me llaman "El Hoyadeño"
porque he nacido en La Hoyada
y me ha domao "el Florencio".
Yo los miro cuando pasan
y me subo en el recuerdo
cuando hace ya varios años
crucé con "el inginiero"
el Cabra Horco, cerro grande
dejenmé, que ya les cuento.
-III-
Era un grupo de unos cuatro
un rubio flaco, sureño,
un "dotor", un escribano,
un "pelao", con mal aspecto,
y sobre mi pobre lomo
con 100 kilos, más apero
coqueando, sin apurarse
silbando iba el inginiero.
Salimos bien tempranito
al apagarse el lucero
adelante el alazán
¡la pucha que iba ligero!
el rubio, botas de polo
no le aflojó ni al repecho
meta trote, paso largo,
y algún galope surero
fueron las fuerzas menguando
de ese alazán parejero
y al llegar al San Antonio,
para echarnos un resuello,
el pobre estaba sudado
cabeza gacha hasta el suelo
los ollares colorados y abiertos
buscando el viento;
temblaba como una hoja,
y me miraba, diciendo:
- primer "chaquer" compañero,
voy perdiendo diez a cero -
-IV-
Llegamos hasta La Cumbre
corto descanso y de nuevo
subimos por el Mal Paso
hasta el Cabra Horco del Medio,
y sin avisar siquiera
se nos abrieron los cielos
y una tormenta de machos
nos sacudió sin remedio;
la cuesta que ya era fiera
se puso como un tormento
y el "solané" del "dotor"
gateado con cabos negros
sintió que tanto morral
no es bueno para los cerros
pesao, gordo y sin estado,
resbalaba en el repecho
las herraduras brillaban
buscandolé algún sustento
y pa' pior, la senda angosta
cavada por tanto tiempo
se lo tragó medio cuerpo
embretao, sin movimiento
quedó el gateao solané
quien me miraba, diciendo:
-que hago yo en estas sendas,
quien me metió en estos cerros,
si soy de campo parejo,
quiero volverme, canejo.-
-V-
Llegamos hasta ese "filo"
en donde cambian las aguas
del otro lao, Chaquivil,
"refalosa" la largada,
y el moro del escribano
marchador, "clines" volcadas,
no acertaba ni una senda
cuando las manos voleaba
yo le dije, al acercarme,
que al empezar la largada
meta las patas y se siente
que se deslize en el anca
y con las manos se afirme
hasta llegar a la falda
el pobre moro "pashuco"
cuando encajó la bajada
se abrió de patas y manos
parecía que bailaba
manoteaba y pataleaba,
entre las pajas amargas
y al llegar a los alisos
donde la cosa se agrava
el escribano, muy serio,
sus bigotes toqueteaba;
y el moro siguió su danza
de mujer endemoniada
siempre fuera de la senda
con el barro hasta la panza
y al terminar el calvario
cuando llegó hasta la falda
me miró como diciendo:
-a mi me gusta mi Trancas.-
-VI-
Por fin llegamos abajo
cuando el pelao mala traza
se dió cuenta que su zaino
creo, traído de Arabia,
le faltaban herraduras
en las manos y en las patas
zaino negro, patas blancas,
vasos blandos y la "despiada"
que empezó cuando en el río
las piedras erosionaban
los vasos, blandos y hermosos
de aquellas patitas blancas;
se me vino al pensamiento
la risa del zaino negro
cuando al pasar a mi lado
con su cola levantada
miró las patas y dijo
al verlas encastilladas
si mi madre era la mula
que en el camino "pasteaba".
Pobre zaino, pisa brasas,
ya ni su cola levanta,
y yo que voy por las piedras,
con mis patas desherradas
siento un quejido y al verlo
con la cola bien bajada
me mira como diciendo:
-cambio mi hermosa cabeza,
y mi cola levantada,
por tus vasos como huesos
y patas encastilladas.-
-VII-
Y así volvimos a Raco,
casi se termina el cuento,
se acabaron los problemas
llegamos sin contratiempos;
el dotor, el escribano,
el pelao y aquel sureño,
volvieron en cuatro "chunchos"
cuatro caballos cerreños,
que le prestaron los "Wildes"
de Chaquivil, son los dueños;
de tiro, los "forasteros"
que me hablaban despacito
como expresando respeto
y yo sin decirles nada
como un caballo cerreño
cargaba con los 100 kilos,
más "acuyico" y apero.
-VIII-
Yo los miro cuando pasan,
y ya no tengo complejos
me siento orgulloso, amigo
cuando me dicen: Cerreño
y cuando el dios de nosotros
me llame para ese cielo
repecharé despacito
llegaré con un resuello
y alpreguntarme quien anda
contestaré, como el viento
"El Hoyadeño" me dicen
por que nací en estos cerros
por que me crié en La Cumbre
por que me ha amansao Florencio
por eso tengo el orgullo
de ser CABALLO CERREÑO.
De: Alejandro "Chaleco"
Padilla (1998)
Glosario:
Chaquer: de chucker: tiempo en que se divide un partido de polo.
Clines: de crines: pelo en la parte superior del cogote del caballo.
Despiada: lastimadura por roce en los vasos (cascos) del caballo.
Embretao: que esta en un brete: pasillo de madera para hacer marchar el ganado.
Encastilladas: vasos con callos, muy resistentes.
Forasteros: hace referencia a caballos traídos de otros lados.
Galope surero: galope de terreno llano.
Pa'pior: para peor.
Pashuco: animal de paso parejo, mueve las pata y mano de cada lado a la vez.
Pasteaba: de pastar, comer pasto.
Raco: localidad montañosa de Tucumán.
Refalosa: resbalosa.
Solané: de Solanet: raza por mezcla de caballos criollos.
Trancas: localidad del este tucumano: llano.
Tuza: corte de pelo (crines) muy bajito.
Wildes: familia Wilde, dueños de la estancia Chaquivil.