Una mula llameante que galopa por los campos arrastrando tras de sí una sonora estela metálica espantaría a cualquiera. La historia del animal es triste: en una época remota, fue una mujer que pecó y terminó condenada a vagar como el resultado de una terrible metamorfosis. Si usted se la encuentra en sus andanzas, ármese de valor y repita tres veces los nombres de la Sagrada Familia, Jesús, María y José, una contra de palabras que nunca falla.

De historias como esta se encuentra plena la tradición de cada país latinoamericano. Como los espantos y trasgos a que hacen referencia, van visitando los pueblos y asentándose en la peculiar historiografía que las gentes se construyen en las noches de insomnio.

Desde agosto de 1997, Eduardo Ocaranza mantiene en Internet una creciente recopilación de leyendas, tradiciones y otros componentes del folklore argentino. El sitio no pretende constituirse en una obra de consulta sobre folklorismo; al contrario, las leyendas y tradiciones son explicadas con un lenguaje llano, a la manera de los relatos orales trasmitidos alrededor de una hoguera o durante una lluviosa noche en el bar del pueblo.

El primer apartado del sitio contiene una selección de leyendas argentinas, particularmente las referidas a espantos y apariciones. Temas como la luz mala, la mulánima —comentada al principio de esta nota— y el basilisco, que nacieron en su mayoría del intento de los hombres del campo por explicar fenómenos incomprensibles. Luego se describen diversas tradiciones populares, generalmente originadas en cultos indígenas, como homenajes a la Pachamama, Inti y la Mama Illa —la madre tierra, el sol y la luna— o rituales para pedir clemencia a la naturaleza.

La sección de costumbres incluye descripciones de conductas populares, relacionadas con la comida, el vestido o el entretenimiento. Luego se apreciará una selección de cantos populares, bailes, valses, serenatas y otras expresiones musicales más autóctonas como takiraris, chacareras o galopas. En la sección siguiente, el visitante encontrará descripciones de danzas populares, con instrucciones detalladas para evitar que se quede usted sentado en medio del alboroto.

Luego se incluye una selección de dichos populares, fragmentos de la sabiduría colectiva expresada en sentencias breves, generalmente de corte sardónico: "Vieja revieja, no cría pelo en la oreja"; "Emprestar plata es comprar disgustos"; "Cuando es manso el ternerito, en cualquier vaca se priende"; "Entre muchos comilones alguno ha de pasar hambre". En la sección siguiente, el visitante podrá leer textos de escritores que se especializaron en los temas criollos, desde una transcripción del Martín Fierro que alcanza apenas los 30 kilobytes hasta cuentos de narradores locales como Juan Carlos Dávalos, Fausto Burgos y Carola Briones, entre otros. El interesante paseo termina con la descripción de diversos instrumentos que suelen acompañar al campesino argentino en sus celebraciones.

Más allá de los entornos fríos que se le atribuyen, Internet es una herramienta que brinda excelentes posibilidades a la difusión de las tradiciones de los pueblos que conforman nuestras particulares querencias. Aunque pudiera parecer cosa de paradoja, sitios como este, que describen costumbres y tradiciones locales, representan un filón de conocimientos para quienes deseen construir para sí una visión universal de la experiencia humana.

Usted puede recomendarnos los sitios literarios en castellano que crea de interés general, para ser reseñados en esta sección. Escríbanos a mailto:letralia@rediris.es