Esta usanza, también harto difundida, se cree deriva de los marinos o campesinos peninsulares.
Tenía varios usos: colocado sobre la cabeza, atado a ésta, o anudado bajo el mentón, siempre bajo el sombrero, también como vincha. El otro modo de uso, herencia campesina tal vez de origen árabe, protege cabeza, mejillas y nuca del sol durante el día, y, las orejas, del frío y del rocío en amaneceres y atardeceres; de la lluvia, el viento y el frío invernales y principalmente del polvo.
Thomas Woodbiñe Hinchliff, en "Viaje al Plata en 1861", Ed. Hachette, Bs.As., 1955, expresa así: "con todo, yo anduve varias veces a caballo, apunto de las doce, y en día de los más calurosos, sin sentir ninguna molestia, para lo cual me arreglé la cabeza a la moda gaucha, que consiste sencillamente en doblar diagonalmente un pañuelo y atarlo flojo bajo la barbilla, dejando las otras puntas que cuelguen sobre la nuca. Encima se pone el sombrero, y el pañuelo, al moverse con la brisa, produce un aire fresco muy agradable..."