Este deporte que se oficializó recién en el siglo XVIII, se cree que tuvo su primer antecedente en el país en la provincia de Córdoba y fue Juan José Alvarado quien lo creó en 1757, aunque pocas noticias se tienen de él.
En Buenos Aires, hacia el año 1783 se sabe existió un reñidero de gallos creado para evitar las riñas callejeras, muy populares por entonces.
Esta costumbre, de extremada crueldad, enfrenta a dos gallos de peso similar en pelea, muchas veces hasta la muerte. Aunque organismos protectores de animales intentan frenar este deporte, la costumbre prevaleció y es común encontrar en la campiña lugares donde se realiza. Tiene, como todo deporte, un reglamento en formato comprimido (6.49kb) o html (19.9kb) que describe claramente cada situación que puede plantearse en la contienda.
En las riñas de gallo, por lo general, corren apuestas, no tan solo entre los dueños de los animales, sino entre el público presente.